Hay una luz.
Ideas lúcidaz que fluyen a destiempo.
jueves, 21 de junio de 2012
Erosión.
miércoles, 30 de mayo de 2012
Las rayas.
jueves, 24 de mayo de 2012
Pasivo-Agresivo
martes, 17 de abril de 2012
Mente que viaja...
Debajo de la arena azul.
martes, 20 de marzo de 2012
Noches memorables I: El génesis bizarro de una mente ruidosa.
lunes, 13 de febrero de 2012
La droga milagrosa.
lunes, 26 de diciembre de 2011
El regreso a la inocencia.
"Aún no es hora de partir y si es así entonces habré dejado algunas cosas pendientes.
sábado, 23 de julio de 2011
Rencuentro.
Todo es tan tranquilo que no hay letras en mi mente, no hay nada.
Simplemente aquí estoy.
…
El sonido del mar encriptado en mi memoria relaja mi cuerpo, lo libera de tensiones y dolores apenas visibles. Estoy recordando…
Recuerdo una vez que una vez fui a la playa a meditar, era un puberto quizás 16-17 años y allí me encontraba sentado en la arena a un par de metros de la orilla del mar. En aquel tiempo tenía una necesidad de aprender de mi mismo – siempre la tenemos -, necesitaba escucharme, saber que existía esa luz en mí tal como la siento en éste momento. Pero nunca encontré esa voz que en ese momento necesitaba escuchar.
Prestó atención al sonido que reproducen las bocinas de mi ordenador, reposo totalmente mi cuerpo en la silla de escritorio y todo se empieza a desvanecer lentamente, la música me hace recordar imágenes en una diapositiva que cambia rápidamente, sonidos de risas, carros, gritos desesperantes de un incidente familiar. Por fin, encuentro paz nuevamente en el sonido del mar, las olas explotando impresionantemente, las gaviotas avisando que se encuentran volando cerca esperando atrapar un pez. Abro los ojos y allí estoy.
Una mañana nublada con nubes grises cargadas de agua y brisa marina que es paseada por el viento fresco que recorre desde el punto más lejano de la costa. Abro ampliamente los ojos, me pegó un par de cachetadas para confirmar si esto no era parte de una ilusión o un sueño, extraño fue que al tocarme las mejillas se movían como si fuera una textura líquida. Escudriñé mi cuerpo y lo que vi fue: pies descalzos, pantalón de mezclilla negro, chamarra café con cuello largo y barba cerrada. Mi mirada estaba centrada en lo más lejano de la costa, de pronto escuche susurros que venían del mar: SSSHH SHH SH. Más imágenes venían a mi cabeza y la última fue cuando estaba sentado en la playa hace 7-u 8 años pensando. De nuevo volví en sí y me dispuse a caminar.
Mis plantas desnudas sentían satisfacción al tocar terreno fresco, no había señales del sol aún seguía obscuro por esas nubes que dominaban el extenso cielo. Mi visión empezó a tener destellos de luz haciendo que me detuviera y me quejará, finalmente los destellos cesaron y presencie un extraño acontecimiento. Frente a mi estaba la mitad de mi cuerpo: el pantalón y los pies descalzos, de la cintura a la cabeza era agua, en el fondo se miraban las enormes dunas de arena y la línea infinita de arena que recorre la orilla del mar. Inmediatamente voltee a ver mis piernas y allí estaban pero también eran agua, levante la vista lentamente y mis piernas se acercaban con la forma de mi cuerpo de la cintura a la cabeza. Dentro de la forma de mi cuerpo el mar se revolcaba salvajemente. La otra mitad se acerco a un pequeño paso de mí y pude sentir cierta conexión con la forma. Las piernas dieron el último y paso y regrese a la playa caminando con mis pies descalzos y mi paso era más rápido que antes de la visión.
Caminé un par de horas y llegue a un lugar que inmediatamente sentí la sensación de haber estado antes. Escuché la voz de alguien: creí que nunca ibas a llegar… Vire mi cuerpo y era aquel casi niño de 17 años que iba a buscar respuestas al mar. Imágenes venían sobre mi adolescencia en la playa y en especial había un día que no recordaba bien, era como si hubieran cortado un pedazo de cinta y se hubiera perdido. Lo que recuerdo era: sentado en la arena con una sonrisa marcada mirando a la derecha y después todo en blanco.
El muchacho agregó con una sonrisa marcada en su rostro: ¿Has entendido? No recuerdas nada de ese día porque tu ya habías estado conmigo, entre tanta búsqueda sabía que algún día nos encontraríamos.
Perplejo y anonadado conteste: Yo…
Él se interpuso en mis palabras diciendo: Hemos encontrado el camino, no lo abandones.
El joven se levanto y vestía una chamarra café de cuello largo, un pantalón negro y pies descalzos. Me sonrío por última vez y siguió su camino pero en dirección opuesta a la mía, él regreso por el camino donde yo venía, paso por un lado mío y todos los recuerdos hermosos que había capturado en ese especio en blanco fueron transferido a mí. El que sonrío ésta vez fui yo, voltee para decirle una última cosa y ya no estaba, de nuevo gire mi cabeza hacía el horizonte y una voz apareció en mi mente: si, lo sé.
Di el primer paso y regrese de nuevo a la música, la silla y mi laptop.
Y nuevamente volví a sonreir.
viernes, 15 de julio de 2011
Como salvar un día.
A veces te toca escuchar pláticas que perturban tu bienestar mental, aunque no quieras una persona está infecta por otra “Ay, fíjese Doña, metí a mi hijo a un centro de rehabilitación… en qué demonios pensaba el chamaco”. Ese tipo de comentarios se propagan de boca en boca afectando mentes que no están abiertas totalmente y esas llegan a mentes que han vivido en este mundo moderno, donde el consumo de drogas en exceso y el sexo libre forman parte de la vida diaria.
Últimamente me encabronan cosas pequeñas, como lo que acabo de escribir arriba. Me gustaría dejar de estar tenso y seguir respirando tranquilamente.
Creo que las cosas las dejaré fluir, no tomarme la vida tan enserio y mejor disfrutarla. He de respirar profundamente, dar mi mejor cara y caminar.