jueves, 21 de junio de 2012

Erosión.

El incandescente y a la vez ensordecedor sonido de la luz enfurece al monstruoso mar. Las risas de los niños vienen y van en el movimiento ondulante de las olas grises coloreadas por el pardo atardecer que presenciamos. Ellos juegan entre cada sección del oleaje y la espuma que salsea su caminar es el desplazamiento de su felicidad. 

La suave brisa esta suspendida detrás del paso de las olas hacía la costa, es la dicha de toda esa infancia, inocencia y a la vez liberación mental ¿quién no imagino cosas inverosímiles en la niñez? ¿quién no quiso estar en el fondo del mar y sentir que ese era otro planeta? ¿o que podíamos hablar debajo del agua? 

Hoy mientras veo jubilosamente esta hermosa danza, abriré mi espíritu a esos momentos que uno cegado deja de ver con el tiempo. Es en este momento donde me desnudaré a nuevos tiempos y cada instante se tatuará en mi piel, la dualidad se encargará de acomodar dichos actos que presencie y, así a través de mi podrán ver que aún hay esperanza en este gris atardecer.

Mi alma le canta al fastuoso mar:

¡Oh hermoso, mar! La fluidez de tus olas, la corriente, el olor, la firmeza, el sonido, el ambiente, las personas y los seres que te habitan forman parte de ti. Todo esto algún día será reflejado, amado Santuario, algún día las personas te verán y escucharan tal como lo hago.yo.


¡Oh hermoso mar que entre tus danzas hipnotizas mi espíritu y lo elevas hacía el infinito!
¡Oh hermoso mar permite que hoy more en ti para que el día de mañana pueda llevarme tu fuerza hacía los demás y mostrarles que aún hay luz!





miércoles, 30 de mayo de 2012

Las rayas.


Estoy acostado viendo un lienzo en blanco y una infinidad de cosas.

Detrás del papel, en lo lejano donde mi vista se hace borrosa hay flores tan hermosas que parecen personas caminando a orilla de la bahía, movidas por la suave corriente que viene de los volcanes y trae consigo el canto de las piedras y la flora desértica.

Me concentro de nuevo en el cuadro intacto y empiezo a respirar lentamente, a contar de uno en uno. La inspiración viene gracias a la calidez de la música que flota a mi alrededor. La emoción se apodera de mí, el sentimiento se incrementa y ya no hay ataduras, ni cadenas… solamente este hermoso paraje al que sucumbo cada vez más.

Mi mente empieza a crear hermosas sensaciones, perfectas situaciones. Tú, yo y los demás en el fondo del lago flotando como pequeñas partículas de polvo estelar en el profundo Universo.

Todos estamos ascendiendo a la superficie, con esperanzas sinceras de volver a dar un nuevo respiro y hacer algo diferente, algo que deje huella en los demás, en aquellos que también estuvieron suspendidos en aguas puras y en los que aún no lo han estado.

Ahora el lienzo ya no está blanco, en este momento es azul, tan obscuro que raya en lo negro. Gracias al movimiento mental y los efectos provocados en todo mi cuerpo, el lienzo empieza a rayarse con delgadas y gruesas líneas de colores, de arriba hacia abajo, de un lado a otro lado… esta es mi obra maestra.

Todos somos colores y tamaños diferentes, cada quien marca su propia línea pero al final del día la raya que espero cruce sobre mí no lo hace, no deberé de preocuparme, hay más líneas por encontrar en este hermoso lienzo garabateado y cada vez más se van incluyendo líneas pintando sobre otras, borrándolas con un nuevo pincelazo y dando nuevos aires de esperanza con las nuevas que vienen.








Ayer fue un buen día para sonreír, y lo hice. 
Hoy también parece que lo será.
Eso lo sabré cuando llegue la hora de descansar y 
esté listo para sonreír el día de mañana”

Ish.

jueves, 24 de mayo de 2012

Pasivo-Agresivo


El palpitar de mi corazón es lento. Mi mirada se centra en la vida cotidiana de los demás: gente enamorada, lastimada o peor aún, confundida.

Todo explota a mí alrededor y puedo ver claramente a través de todos ellos.
   
                                                                              Yo no soy el juez que dictamina la vida de los demás…

Simplemente soy otro mortal que ve su reflejo en ellos.


Me entrometo como fantasma entre el conglomerado grupo de individuos que están en este círculo. Los acaricio, los huelo, les susurro y nadie voltea.
Veo mujeres hermosas y me acerco cual depravado lo hace sigilosamente antes de abrir su túnica ante su presa, la diferencia es que en mis ojos lujuriosos y en mi boca húmeda solamente hay palabras sinceras. “No te desanimes, no todo está perdido… aún hay luz en esta vida, ¡mira, allá en aquel pequeño monte de tierra hay niños jugando con sus juguetes de construcción, unos hacen pistas y otros las recorren con sus autos de lujo. ¿Ves? Aún hay esperanza”

Soy un pervertido que comparte su manera de ver
 las cosas con los demás así como lo han hecho conmigo.

El tráfico de vehículos, las señoras gritando a los microbuseros, los retraídos sociales que solamente obedecen a su reproductor de música…

Pero concentran toda su energía en todo lo que hay a su alrededor. En sus plegarías esta el bienestar integro de las personas y que a su vez quieren compartirlo con los demás. Un caso más, acerquémonos al joven más cercano.

El tiene la mentalidad de querer ser músico y expresar millones de cosas hacía los demás a través de ella pero por el momento concentra su energía en más cosas, ya no solamente es el gusto musical sino también ejerce una profesión y afortunadamente está empezando a experimentar la situación de las relaciones, ya no piensa que todo su tiempo es para él, hay más situaciones.

En su corta experiencia en esta nueva ola de emociones se da cuenta que muchos centran su emoción en alguien o algo, también percató que él dependía de algunas cosas materiales para tener un estado anímico estable.

Muchas veces el fue participe y ferviente seguidor de la corriente “así soy y ¿qué?” o “No voy a esperar a que las cosas lleguen…” el tiempo a avanzando y se da cuenta que solamente es cuestión de comprensión, de tener bases y muchas ganas de aprender de los demás.

Por el momento permítanme regresar a mi “consciencia” y cambiar de canción.




martes, 17 de abril de 2012

Mente que viaja...


...en un laberinto de años.

La calle 5ta y Riveroll siempre la he encontrado enfadosa en ciertas horas del día, me cansa caminar ahí. Tal y cómo lo estoy haciendo en este momento.

Son las 14:50 p.m. de un lunes de hace dos años, creo que fue en Junio.

La gente gritando, la velocidad incomprensible y estúpida de los microbuses que están dispuestos atropellar a un peatón con tal de subir un pasajero más que el camión que viene atrás hacen que este lugar sea una tortura. Las señoras quieren controlar a sus criaturas a través de gritos insoportables y lastimosos. Las parejas adolescentes son tan variables que un par pueden estar con un jarro de miel a un lado y acariciándose mientras otros pueden estar gritando y empujándose y por último estamos los que vemos todo esto y lo callamos.
Entre tanto olor desagradable, el humor espantoso y la bazofia espantosa conglomerada hacen que me empiece a derretir y perder mis casillas. Todo se vuelve un cuadro de madera con muchas secciones dentro de ella, parece que forman pasillos y en el centro se encuentra la salida. La caída infinita.

Volteo a mí alrededor y el rostro de todos esta borroso como si muchas caras estuvieran expresando algo en el cuerpo de otro. Cada uno de ellos tiene un facial en que aparecen más, es como si fuera una ruleta que está girando y te está poniendo varias opciones, es lo mismo, solamente que lo expresa con un rostro diferente. Este lugar realmente me da miedo.
Me dispongo a dar el primer paso, ya no quiero estar en esa esquina donde todos están viviendo algo que yo no vivo. Me quiero alejar del ruido que escupen las cabezas de rostros giratorios.

Levanto la pierna derecha y mi tenis se queda pegado y se empieza a derretir, completo el paso y ya no tengo mi pie, solamente es mi pantalón chorreándose como chapopote caliente en un poste. No me importa, levanto la pierna izquierda y pasa lo mismo, mis pies se han quedado atrás y solamente dos líneas espesas en ebullición se encuentran detrás de mí. Pongo mi brazo derecho en el cuadro del teléfono público y también empieza a derretirse lentamente.

Desesperadamente empecé a correr y las caricias del viento no eran frescas, eran calientes y aumentaban la facilidad con la que me derretía. Poco a poco empecé a caminar con el torso, hasta que ya no pude caminar y quede a un par de metros de cruzar la calle. Caí con todo el cuerpo y mi cuerpo empezó a hervir, mis ojos desaparecieron como terrones de azúcar en un sartén esperando ser caramelo. La gente solamente miraba como fenecía. Muchas voces recorrían como fantasmas las calles habitadas por personas que no hablan solamente cambiaban de rostro cada segundo.

La respiración vuelve, agitado y exaltado me aventé hacía atrás y estaba sentado en la pared de Coppel, donde muchos se encuentran meditando o buscan algo de verdad en este mundo.
Impresionado volteo a mi alrededor, veo la hora y mi celular marca las 15:03 pm de un martes hace dos años, era Junio creo.

Escucho una voz a mi lado: “Impresionante, ¿no?”, a lo que contesto incrédulamente: “¿qué? A lo que el hombre de al lado me dice: “Has ido, lo viviste, lo sentiste, fuiste parte de él, lo caminaste y finalmente encontraste el centro… encontraste la caída, por eso estás aquí”
“O sea que yo estaba…”

“¿Soñando, hermano?, no lo sé, tiene 5 minutos  que acabas de llegar” – me dijo mi hermana mientras me miraba con cara de sorpresa.

“No lo sé, solamente siento que estoy atrapado en un laberinto y mañana estaré…”
“¿Conmigo?” – me dijo ella, la que me trae navegando los mares imaginarios y recorriendo las constelaciones infinitas.

“Si, quiero estar contigo y también con…”

"Conmigo" - me dije a mismo en este momento real mientras pico las teclas.

Finalmente he llegado a mí, han pasado un par de años desde que alguna vez pensé en salir de ese laberinto y sentirme justo como en este momento. A ver si de aquí comienza…

Otro viaje… No lo creo, al parecer sigo aquí… todavía.


Debajo de la arena azul.


Gaviotas en el cielo, nubes claras y densas, no hay viento solamente el calor que provoca el precioso Sol en el alto cielo. Gente corriendo en la orilla de la playa, chapoteando y sonriendo. Perros, niños y adultos disfrutan del clima. Son las 13:30 hrs y aquí me encuentro sumergido en este mar de ideas donde mi mente zarpará en cualquier instante al más allá.
La arena  también camina a su manera con sus pequeños destellos. Me gustó pensar en que sería fenomenal ser como ella, la gente igual camina sobre mí, hay gente que viene y va, unos se quedan otros no, la clave sería encontrar la forma de borrar las huellas que han dejado personas sin interés y seguir caminando.

Mientras pensaba y me figuraba que la gente se encontraba caminando en callejones invisibles, tan apartados de si mismos y dicho laberinto los impulsaba a caminar más y más buscando respuestas en la arena, en el sol, en el cielo, en el mar, en el perro, en mi al verme acostado sobre la arena cuando tal vez pensaba lo mismo que ellos.

“Mucho pensar y nada de actuar” pensé. Me levanté me quité la playera y me dirigí caminando a mi santuario, el brillo de diamantes en la supercie de la teirra azul me hipnotiza y sigo caminando como sonámbulo. Finalmente mis pies son acariciados por la espuma de la ola que ya a explotado. Varias personas se resignan entrar de golpe al mar debido a su agua helada proveniente del norte del Pacífico pero yo soy un caso diferente, mientras más helada es más fuerte la impresión que mi cuerpo siente.

Camino un par de metros mar adentro y sin pensarla voy de picada en contra de la superficie espumosa danzante. Todo es lento, los sonidos del exterior se retractan y todo se escucha lento, ya no hay voces de niños ni ladridos de perros ya que todos estos son transformados por la poderosa corriente del mar. Abro los ojos y veo un millar de pequeñas partículas doradas, los rayos de sol entran cortando como pequeñas navajas de luz y todo se ve verde obscuro. Salgo y dejo que toda el agua que mi cuerpo a recogido se deslice tranquilamente por mi cuerpo y después respiro, esa es la sensación que busco, es la sensación de sentir que estoy en dos mundos a la vez: el mundo donde los ruidos son tan reales y meramente tangibles y el otro donde todo es lento y puedes desechar cualquier cosa en ese mundo donde todo se olvida, donde puedes gritar y nadie escuchará – inclusive uno mismo ni si quiera escucha un sonido común .


Nuevamente cierro los ojos y me dejo ir a ese mundo de silencio. Dejo que la marea me lleve y me deje descansar en sus explosivas y largas olas.

martes, 20 de marzo de 2012

Noches memorables I: El génesis bizarro de una mente ruidosa.


El crepitar del fuego en plena noche y el fulgor de la fastuosa luna llena hacen que mi cuerpo fatigado descanse mientras observo el horizonte recargado en este árbol. Las estrellas danzan en el alto cielo y muchas caen detrás de las estrechas montañas heladas. He conseguido la victoria, sí, la victoria de una gran batalla que mi mundana alma ha combatido por años… ahora solo me queda descansar.
Mis parpados caen gracias a la calidez que emana el calor de la lumbre. Entre imágenes irreales, susurros imaginarios y un montón de cosas inexplicables, me encuentro caminando y sintiendo cada una de ellas. Me es cansino explicar todas las cosas que observo y siento, pues, un tanto de ellas ya las he explicado anteriormente en escritos en mi corta trayectoria de vida.
“Sígueme, no te detengas” Me dijo una voz susurrando en ese gran vacío que estaba lleno de una serie de eventos increíbles. Mis pasos empezaron a retumbar y fue como si caminará en un gran pasillo donde hubiera cuadros de personas importantes ordenadas cronológicamente, en mi caso lo era pero, eran mis recuerdos o retratos de algunos escritos o pensamientos que jamás publiqué, en los cuadros habían personas interpretando la idea, tal y como las llegué a imaginar en mi momento “real”.
Eran muchas voces y mociones de cuerpos que se reproducían dentro de esos marcos en forma de diferentes trapecios, ya no eran cuadros comunes, parecía un rompecabezas donde cada marco se unía entre sí con la base de otro. Caminaba lentamente, incrédulo e inverosímil de lo que era testigo, jamás creí que fuera a llegar a contemplar con tanta vehemencia (por más pasivo que fuera mi caminar, estaba hecho una bombo C-4 a punto de explotar) mis obras.
Entre ellas se encontraba la sección “amor”. Una sección corta con pocas piezas: “Familia” “Naturaleza” “Música”. Sollocé inmediatamente al ver la cantidad de momentos preciosos que he presenciado y los que me imaginé por mucho tiempo, estaba en el centro de todas mis ideas, no había inseguridad en mí, no había lo que en el personaje “real” abunda. Giré mi cabeza a las próximas secciones y vi los títulos de los segmentos y no despertaron el interés como lo despertó el amor y la pasión a lo que realmente soy. Me recosté en la pared de atrás y me senté. Detrás de mi había otros marcos y alcanzaba a escuchar lo que sus voces susurraban pero nuevamente no le di importancia. Silencié sus movimientos y palabras mientras me enfocaba en mi pasión, mi gloria y mi dicha.
En el trapecio isósceles vi  los cuerpos de mis padres sonreír, también los vi caminar y envejecer juntos en la delgada línea llamada vida. Ví a mi hermana realizada como ser humano, como mujer, como profesionista. Las lágrimas eran enormes, sentía como hidrataban mis mejillas secas y al caer en el suelo creaban el sonido de las olas del Pacífico. Luego mi vista se concentro en ese trapecio recto y vi los parajes naturales a mi manera: “El sol se está ocultando detrás de esa isla, lejana de la costa, donde esta ciudad se muestra sensible al ver el color que es aplicado en el medio ambiente” o “la franja desértica, dónde existe más vegetación que en un bosque húmedo” o en “el tronar de las hojas caídas de los árboles en Otoño al caminar en un parque”. Mi piel se eriza de la emoción y responde con una exhalación de aire de esperanza.
Después de contemplar por unos minutos sin pensar, solamente observaba los dos vidrios con formas desiguales finalmente me percaté de mi último amor, “La música”. En ella se reproducía la música que en este momento estás escuchando y sí, es genialmente hermoso, ¿no lo crees?
En ese espacio no había nada, estaba obscuro. No te desanimes, querido lector, muchas veces he pensado lo que hay ahí escondido que no necesito plasmarlo sino reflejarlo en el mundo “real”,  pero, no seré egoísta, lo compartiré contigo.
Sonrío y en vez de ver la obscuridad, te lo contaré a ti directamente, voltearé mi rostro y te veré a los ojos.
Todo comenzó desde que estaba en el vientre de mi madre, nací, crecí conformemente con lo que mis oídos escuchaban, no había ninguna regla solamente necesitaba alimentarle del ritmo de la canción, así fui un “salvaje” por mucho tiempo, indomable y necio (era un adolescente). En cambio, hoy en día soy consciente de que desconozco la cosa que más amo en este mundo y a la vez las pocas respuestas que tengo me llevan a más preguntas.
Lo qué hay en ese cuadro negro es: Un hombre parado ante una gran multitud y frente a él músicos que entienden las valencias con las que el autor lidia día a día. Ese momento llegará y usted mi estimado lector degustará de algo que tal vez a la mejor nunca ha escuchado.

Como si fuera despertado por altas corrientes eléctricas en mi cuerpo, abrí los ojos que se encontraban desorbitados y con nauseas, vi que la fogata se había apagado y ya era de día, el sol refugiaba arriba de las nubes.
Otro día más, quién sabe a dónde me deparé está noche.

lunes, 13 de febrero de 2012

La droga milagrosa.

Camino por los pasillos de mi antigua preparatoria y veo toda la pubertad transitar en diferentes direcciones. Unos están sentados, otros parados recargados en el taller de computación, otras están sentadas en el piso debajo de los árboles. 

Algunos me ven y me saludan amablemente e inclusive muchos de ellos se acercan a saludar sonriendo, esperando mis palabras para sentir que pueden dejar caer un momento su cruz de plomo con la que cargan diariamente en la vida preparatoriana. Por un instante cierro mis ojos y el tiempo se detiene, no hay ruido, no hay risas ni voces, los vuelvo abrir y estoy en el mismo lugar pero soy 8 años más joven.

Tal cual era en aquellos días, patillas apenas en crecimiento, cabellera abundante y mi walkman. Esta extraña sensación fue como si tuviera la capacidad de saber que soy un adulto atrapado en el cuerpo de un adolescente, empiezo a caminar y veo a mis amigos alrededor "Bueno, ¿Qué pedo wey?" Era lo que me decían en el mismo pasillo con las mismas características que vi hace unos instantes. Me aleje de la multitud y me senté en una banca que está cerca de la explanada, prendí mi walkman y cerré los ojos. 

En esa profunda obscuridad empezaron a retumbar las infinitas paredes y la música se cayo. "José... José...¿por qué no nos haces caso?" Abri los ojos y me encontraba de nuevo en la escuela. Miré mis manos, mis pies, me acaricie la barba y había regresado en mi.

"José, ¿Qué se siente ser grande?" Ella me pregunto mietras sonreía y a la vez escondía su mirada de la mía. No contesté, solamente la observé y sonreí, quizás ella no entienda muchas de mis preguntas pero con el tiempo lo hará. "¿Y tú que haces?" Le pregunté a la otra persona que se encontraba en la banca, a lo que ella me contestó de manera segura "Nada, solamente veo".

Ese día me di cuenta lo mucho que extrañaba ser un adolescente, el poder gritar, reir, saltar, correr vehementemente. Tanto que lo extrañé que ellos se encargaron de recordarme que no hay que olvidar quien eras, dicen que el pasado solamente sirve para ver algunas cosas y no estancarse en él. Yo solo digo, al carajo con lo que digan.

Gracias.
P.D. Este guapo las saluda.

lunes, 26 de diciembre de 2011

El regreso a la inocencia.





"Aún no es hora de partir y si es así entonces habré dejado algunas cosas pendientes.

Mamá, papá... los amo.
Hermanas, ustedes son la fuerza de mi motor.
Amigos, ustedes conforman cada milímetro de piel.

Gracias a todos, a sido un honor compartir con ustedes mis más grandes momentos de vida."

Eso es lo que pensé por un instante mientras miraba el hermoso atardecer decembrino.Mi corazón palpita al ritmo de la música de la vida, ya que no hay cosa más importante que esta. Hay personajes en la historia de la humanidad que tratan de explicar los fenómenos físicos y químicos de nuestra existencia, por otra parte yo me considero de los que explican el sentido de la vida misma reflejada en actitudes y comportamientos.

Hoy. como muchas ocasiones trato de ser lo más humano posible y expresar lo que siento, a veces no me expreso como es debido pero, sino lo intento ¿cómo sabrán ustedes a lo que me refiero?

Estoy por salir a caminar y encontrarme con personas que hace mucho que no veo y esto me trae gratos recuerdos, tan importantes que con solo pensarlo se me eriza la piel y solamente se marca una sonrisa en mi rostro. 

Por otra parte, es diciembre y es la fecha perfecta para expresar lo que uno siente, muchos dicen que "para mi año nuevo puede ser cualquier día en el que este teniendo éxito o empiece algo importante para mi", yo pienso que para eso existe un calendario, un ciclo, un margen de tiempo por el cual todos los seres humanos atravesamos y en el cual todos tenemos experiencias memorables, buenas o malas, solamente pasan para que queden en nuestra base de datos para que en algún momento más adelante pueden ser utilizadas como es debido.

Mi año nuevo comienza dentro de 6 días y estoy seguro de que lo que resta es suficiente para mantenerme con los pies en la tierra y así poder dar el primer paso firme y fortalecido para empezar ese buenaventurado nuevo año que me espera y porque no decirlo, que nos espera a todos.

sábado, 23 de julio de 2011

Rencuentro.

Todo es tan tranquilo que no hay letras en mi mente, no hay nada.

Simplemente aquí estoy.



El sonido del mar encriptado en mi memoria relaja mi cuerpo, lo libera de tensiones y dolores apenas visibles. Estoy recordando…

Recuerdo una vez que una vez fui a la playa a meditar, era un puberto quizás 16-17 años y allí me encontraba sentado en la arena a un par de metros de la orilla del mar. En aquel tiempo tenía una necesidad de aprender de mi mismo – siempre la tenemos -, necesitaba escucharme, saber que existía esa luz en mí tal como la siento en éste momento. Pero nunca encontré esa voz que en ese momento necesitaba escuchar.

Prestó atención al sonido que reproducen las bocinas de mi ordenador, reposo totalmente mi cuerpo en la silla de escritorio y todo se empieza a desvanecer lentamente, la música me hace recordar imágenes en una diapositiva que cambia rápidamente, sonidos de risas, carros, gritos desesperantes de un incidente familiar. Por fin, encuentro paz nuevamente en el sonido del mar, las olas explotando impresionantemente, las gaviotas avisando que se encuentran volando cerca esperando atrapar un pez. Abro los ojos y allí estoy.

Una mañana nublada con nubes grises cargadas de agua y brisa marina que es paseada por el viento fresco que recorre desde el punto más lejano de la costa. Abro ampliamente los ojos, me pegó un par de cachetadas para confirmar si esto no era parte de una ilusión o un sueño, extraño fue que al tocarme las mejillas se movían como si fuera una textura líquida. Escudriñé mi cuerpo y lo que vi fue: pies descalzos, pantalón de mezclilla negro, chamarra café con cuello largo y barba cerrada. Mi mirada estaba centrada en lo más lejano de la costa, de pronto escuche susurros que venían del mar: SSSHH SHH SH. Más imágenes venían a mi cabeza y la última fue cuando estaba sentado en la playa hace 7-u 8 años pensando. De nuevo volví en sí y me dispuse a caminar.

Mis plantas desnudas sentían satisfacción al tocar terreno fresco, no había señales del sol aún seguía obscuro por esas nubes que dominaban el extenso cielo. Mi visión empezó a tener destellos de luz haciendo que me detuviera y me quejará, finalmente los destellos cesaron y presencie un extraño acontecimiento. Frente a mi estaba la mitad de mi cuerpo: el pantalón y los pies descalzos, de la cintura a la cabeza era agua, en el fondo se miraban las enormes dunas de arena y la línea infinita de arena que recorre la orilla del mar. Inmediatamente voltee a ver mis piernas y allí estaban pero también eran agua, levante la vista lentamente y mis piernas se acercaban con la forma de mi cuerpo de la cintura a la cabeza. Dentro de la forma de mi cuerpo el mar se revolcaba salvajemente. La otra mitad se acerco a un pequeño paso de mí y pude sentir cierta conexión con la forma. Las piernas dieron el último y paso y regrese a la playa caminando con mis pies descalzos y mi paso era más rápido que antes de la visión.

Caminé un par de horas y llegue a un lugar que inmediatamente sentí la sensación de haber estado antes. Escuché la voz de alguien: creí que nunca ibas a llegar… Vire mi cuerpo y era aquel casi niño de 17 años que iba a buscar respuestas al mar. Imágenes venían sobre mi adolescencia en la playa y en especial había un día que no recordaba bien, era como si hubieran cortado un pedazo de cinta y se hubiera perdido. Lo que recuerdo era: sentado en la arena con una sonrisa marcada mirando a la derecha y después todo en blanco.

El muchacho agregó con una sonrisa marcada en su rostro: ¿Has entendido? No recuerdas nada de ese día porque tu ya habías estado conmigo, entre tanta búsqueda sabía que algún día nos encontraríamos.

Perplejo y anonadado conteste: Yo…

Él se interpuso en mis palabras diciendo: Hemos encontrado el camino, no lo abandones.

El joven se levanto y vestía una chamarra café de cuello largo, un pantalón negro y pies descalzos. Me sonrío por última vez y siguió su camino pero en dirección opuesta a la mía, él regreso por el camino donde yo venía, paso por un lado mío y todos los recuerdos hermosos que había capturado en ese especio en blanco fueron transferido a mí. El que sonrío ésta vez fui yo, voltee para decirle una última cosa y ya no estaba, de nuevo gire mi cabeza hacía el horizonte y una voz apareció en mi mente: si, lo sé.

Di el primer paso y regrese de nuevo a la música, la silla y mi laptop.

Y nuevamente volví a sonreir.

viernes, 15 de julio de 2011

Como salvar un día.

A veces te toca escuchar pláticas que perturban tu bienestar mental, aunque no quieras una persona está infecta por otra “Ay, fíjese Doña, metí a mi hijo a un centro de rehabilitación… en qué demonios pensaba el chamaco”. Ese tipo de comentarios se propagan de boca en boca afectando mentes que no están abiertas totalmente y esas llegan a mentes que han vivido en este mundo moderno, donde el consumo de drogas en exceso y el sexo libre forman parte de la vida diaria.

Últimamente me encabronan cosas pequeñas, como lo que acabo de escribir arriba. Me gustaría dejar de estar tenso y seguir respirando tranquilamente.

Creo que las cosas las dejaré fluir, no tomarme la vida tan enserio y mejor disfrutarla. He de respirar profundamente, dar mi mejor cara y caminar.